22 de mayo: Dia Internacional de la Diversidad Biológica
Viernes, 22 de Mayo, 2015 — CEST
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En cualquier caso, además de citarse en los discursos políticos y participar en la declaración de “Días Internacionales de”, la biodiversidad sólo podrá considerarse importante cuando sea interiorizada y pase a formar parte de las preocupaciones de todos los ciudadanos. Sólo así las instituciones empezarán a considerar su protección como algo realmente importante e ineludible.
Desde el Departamento de Herpetología de la Sociedad de Ciencias Aranzadi queremos llamar la atención sobre cómo el exiguo cuidado que se le presta a la biodiversidad, tanto popular, como mediática o políticamente, suele concentrarse en unas pocas y llamativas especies o zonas. Aunque éstas puedan ser importantes, no son más que una ínfima parte de lo que debería ser objeto de nuestras preocupaciones. Eso sí: suele ser la parte más llamativa. Por el contrario, zonas o especies igualmente importantes o amenazadas, pero no tan llamativas o “explotables mediáticamente”, pasan desapercibidas y se abandonan a su suerte.
Lo cierto es que resulta relativamente fácil encontrar a ciudadanos aficionados a ciertos animales como las aves o preocupados por la situación de determinadas especies, por lo general grandes y agradables a la vista. Sin embargo, es más difícil encontrar personas, incluso entre las que disfrutan del medio ambiente, que sepan que los anfibios están siendo una de las principales víctimas de la actual crisis de pérdida de biodiversidad, siendo el grupo de vertebrados más amenazados del mundo (1). Y menos aún que les preocupe. De igual modo, pocos de ellos saben qué especies de anfibios aún viven (o sobreviven) a su alrededor, cuando fácilmente podrían deleitarse con su contemplación, y su desaparición dejará empobrecido un medio ambiente por el que normalmente pasean. Incluso cuando estas personas viven en zonas con una diversidad de anfibios relativamente rica, como Euskadi (2).
En el caso de los anfibios se da la particularidad de que, para lograr su supervivencia, no basta con conservar grandes humedales o zonas muy concretas a las que se les otorgue la máxima protección, sino que existan y se preserven pequeños humedales y charcas temporales. Por desgracia, parece más interesante políticamente invertir un enorme esfuerzo en proteger grandes humedales o incluso en reintroducir emblemáticas especies, que en mantener estas discretas charcas, que a menudo están integradas en el paisaje agrícola o en ambientes antropizados (incluso en zonas periurbanas y urbanas), pero que tienen un papel fundamental para mantener nuestra biodiversidad de anfibios.
Recientemente se han llegado a oír discursos sobre el sinsentido de mantener espacios naturales si no son “productivos” (que seguro que muchos suscribirían) que refuerzan la sensación de que no es la biodiversidad lo que interesa, sino el partido que se le puede sacar en forma de turismo, caza, etc. Y claro, ¿qué rendimiento se le puede sacar a una pequeña charca con salamandras en las afueras de una ciudad? No, el disfrute de los ciudadanos o el privilegio de disponer de ese patrimonio natural no cuentan: no afectan a la bolsa, ni aportan capital. Y sin embargo, serán esas salamandras las que puedan contemplar muchos niños, haciendo que disfruten y desarrollen respeto y cariño por el medio ambiente. Más ciudadanos, a diario, en su entorno y gratis, disfrutarán de esas salamandras que de alguna emblemática rapaz, por mucho turismo que ésta atraiga. ¿Por qué es más importante las segunda? ¿Lo es?
TALLERES Y CURSOS DE SENSIBILIZACIÓN EN MAYO
La Sociedad de Ciencias Aranzadi ha puesto en marcha una campaña de sensibilización para dar a conocer la riqueza de anfibios de Euskadi, las amenazas a las que se enfrentan y los proyectos de investigación o conservación que se están realizando sobre ellos. Dentro de ella, este fin de semana, se ofrece la oportunidad de participar en dos cursos para conocer la riqueza de anfibios del Parque Natural de Gorbeia y participar en su conservación a través de un programa de ciencia ciudadana. Y el próximo fin de semana, los días 30 y 31 de mayo, el taller “Biodiversidad a ras de suelo: anfibios y reptiles de nuestro jardín”, en el que se realizarán recorridos nocturnos en bicicleta por distintos parques urbanos o el entorno de Donostia para mostrar las posibilidades de observar el comportamiento de los anfibios en nuestro entorno más inmediato. Los participantes tendrán la oportunidad de observar cómo gran número de salamandras comunes se activan por la noche y comparten emblemáticos lugares de la ciudad con nosotros; cómo los machos de sapo partero cuidan trabajosamente de sus futuros hijos; cómo los de los tritones palmeados y jaspeados “danzan” para cortejar a las hembras mientras los de ranita meridional, en cambio, se esmeran por croar por encima de los demás en espectaculares coros. Y todo, sin abandonar Donostia.
FOTO: Ion Garin (Dpto. Herpetología).
Desde el Departamento de Herpetología de la Sociedad de Ciencias Aranzadi queremos llamar la atención sobre cómo el exiguo cuidado que se le presta a la biodiversidad, tanto popular, como mediática o políticamente, suele concentrarse en unas pocas y llamativas especies o zonas. Aunque éstas puedan ser importantes, no son más que una ínfima parte de lo que debería ser objeto de nuestras preocupaciones. Eso sí: suele ser la parte más llamativa. Por el contrario, zonas o especies igualmente importantes o amenazadas, pero no tan llamativas o “explotables mediáticamente”, pasan desapercibidas y se abandonan a su suerte.
Lo cierto es que resulta relativamente fácil encontrar a ciudadanos aficionados a ciertos animales como las aves o preocupados por la situación de determinadas especies, por lo general grandes y agradables a la vista. Sin embargo, es más difícil encontrar personas, incluso entre las que disfrutan del medio ambiente, que sepan que los anfibios están siendo una de las principales víctimas de la actual crisis de pérdida de biodiversidad, siendo el grupo de vertebrados más amenazados del mundo (1). Y menos aún que les preocupe. De igual modo, pocos de ellos saben qué especies de anfibios aún viven (o sobreviven) a su alrededor, cuando fácilmente podrían deleitarse con su contemplación, y su desaparición dejará empobrecido un medio ambiente por el que normalmente pasean. Incluso cuando estas personas viven en zonas con una diversidad de anfibios relativamente rica, como Euskadi (2).
En el caso de los anfibios se da la particularidad de que, para lograr su supervivencia, no basta con conservar grandes humedales o zonas muy concretas a las que se les otorgue la máxima protección, sino que existan y se preserven pequeños humedales y charcas temporales. Por desgracia, parece más interesante políticamente invertir un enorme esfuerzo en proteger grandes humedales o incluso en reintroducir emblemáticas especies, que en mantener estas discretas charcas, que a menudo están integradas en el paisaje agrícola o en ambientes antropizados (incluso en zonas periurbanas y urbanas), pero que tienen un papel fundamental para mantener nuestra biodiversidad de anfibios.
Recientemente se han llegado a oír discursos sobre el sinsentido de mantener espacios naturales si no son “productivos” (que seguro que muchos suscribirían) que refuerzan la sensación de que no es la biodiversidad lo que interesa, sino el partido que se le puede sacar en forma de turismo, caza, etc. Y claro, ¿qué rendimiento se le puede sacar a una pequeña charca con salamandras en las afueras de una ciudad? No, el disfrute de los ciudadanos o el privilegio de disponer de ese patrimonio natural no cuentan: no afectan a la bolsa, ni aportan capital. Y sin embargo, serán esas salamandras las que puedan contemplar muchos niños, haciendo que disfruten y desarrollen respeto y cariño por el medio ambiente. Más ciudadanos, a diario, en su entorno y gratis, disfrutarán de esas salamandras que de alguna emblemática rapaz, por mucho turismo que ésta atraiga. ¿Por qué es más importante las segunda? ¿Lo es?
TALLERES Y CURSOS DE SENSIBILIZACIÓN EN MAYO
La Sociedad de Ciencias Aranzadi ha puesto en marcha una campaña de sensibilización para dar a conocer la riqueza de anfibios de Euskadi, las amenazas a las que se enfrentan y los proyectos de investigación o conservación que se están realizando sobre ellos. Dentro de ella, este fin de semana, se ofrece la oportunidad de participar en dos cursos para conocer la riqueza de anfibios del Parque Natural de Gorbeia y participar en su conservación a través de un programa de ciencia ciudadana. Y el próximo fin de semana, los días 30 y 31 de mayo, el taller “Biodiversidad a ras de suelo: anfibios y reptiles de nuestro jardín”, en el que se realizarán recorridos nocturnos en bicicleta por distintos parques urbanos o el entorno de Donostia para mostrar las posibilidades de observar el comportamiento de los anfibios en nuestro entorno más inmediato. Los participantes tendrán la oportunidad de observar cómo gran número de salamandras comunes se activan por la noche y comparten emblemáticos lugares de la ciudad con nosotros; cómo los machos de sapo partero cuidan trabajosamente de sus futuros hijos; cómo los de los tritones palmeados y jaspeados “danzan” para cortejar a las hembras mientras los de ranita meridional, en cambio, se esmeran por croar por encima de los demás en espectaculares coros. Y todo, sin abandonar Donostia.
FOTO: Ion Garin (Dpto. Herpetología).