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Los herbarios, lugares donde hablan las plantas
¿Alguna vez os habéis puesto a pensar en las historias que cuentan los pliegos guardados en los herbarios?
Pliegos vegetales que contienen cientos de años. Si escuchásemos con detenimiento esos pliegos, algunos nos susurrarían cómo los recogió el mismo Linneo, y otros nos contarían su valor, quizá único en su especie.
Cada uno de los pliegos vegetales secos guardados en el herbario son una fuente inagotable de conocimiento. Estas plantas fueron recogidas tanto por personas relevantes en el mundo de la botánica como Linneo, como por personas anónimas que quisieron recoger un testimonio vegetal de algún bosque oscuro y perdido.
La palabra herbario proviene del latín herbarium, es en su definición una colección científica de plantas y sus partes. El objetivo de un herbario es mantener esos ejemplares secos e identificados durante cientos de años. Una parte importante de la investigación botánica se basa en el material recogido en los herbarios, especialmente en la taxonomía, aunque también es útil para las investigaciones florísticas, biogeográficas y moleculares. Estas colecciones representan, en general, el patrimonio florístico o vegetal de un pueblo, región o país.
Originalmente, el herbario fue la solución técnica a un problema práctico: la necesidad de conocer bien las especies para el uso de plantas medicinales. En la Edad Media, los médicos utilizaban algunos libros con ilustraciones de plantas medicinales conocidas: "Herbolarios" o "Herbarios". Muchos médicos con inquietudes científicas se dieron cuenta de que las ilustraciones a menudo no reflejaban bien la realidad. Algunos podían haber pegado dentro de esos libros pequeños trozos de hojas o flores de las plantas que conocían, para añadir un dato más real y conocer mejor la especie local que ellos utilizaban... Así pudo surgir la técnica del herbario, que al principio se llamó "hortus siccus".
Para describir estas colecciones el término latino herbarium fue acuñado por Carlos Linneo en el siglo XVIII. El primer herbario con registro se atribuye al médico y botánico italiano Luca Ghini (1490-1556). En 1544 preparó su primer herbario y construyó el jardín botánico de Pisa. Su método se sigue utilizando en la actualidad: las plantas se secan a presión dentro de una hoja de papel, permitiendo así la conservación de las muestras. Esta metodología se extendió por toda Europa y adquirió importancia a lo largo de los siglos XVII y XVIII, ya que en los descubrimientos geográficos se descubrieron muchas especies nuevas a estudiar. Los herbarios eran esencialmente colecciones privadas. En la actualidad, el término "herbario" incluye también el lugar físico donde se depositan los ejemplares.
Las colecciones de plantas secas, identificadas en el tiempo, ordenadas y duraderas, surgieron como necesidades individuales, pero gracias a su valor adquirieron importancia, a partir del siglo XVII, en la protección de los jardines botánicos. El éxito de estos herbarios fue tal que pronto se convirtieron en elementos de consulta para los y las botánicas. En estos siglos, el continuo crecimiento del número de especies conocidas puso de manifiesto la necesidad de clasificar y designar organismos. Así, la taxonomía sería el eje central que vertebraría la botánica en el siglo XVIII.
"En los primeros herbarios los pliegos vegetales se colocaban verticalmente en el interior de las carpetas, en las estanterías. Inmediatamente se observó que la colocación vertical en las estanterías deterioraba gravemente las muestras, por lo que comenzaron a almacenarse en hojas independientes colocadas horizontalmente".
Consultar el herbario es un viaje en el espacio y en el tiempo que permite al taxónomo responder preguntas fundamentales para conocer a los seres vivos: cómo son, cuáles son sus características, cuál es su versatilidad, qué otras especies tiene más cerca, etcétera.
Los herbarios se consideran auténticos centros documentales y su responsabilidad principal es garantizar la conservación de las muestras depositadas y de la información que las acompaña, velar por la integridad de las colecciones y establecer mecanismos que garanticen la disponibilidad para los y las investigadoras.
A finales del siglo XX, la tecnología de la información ha supuesto un cambio profundo en la gestión de las colecciones, lo que ha garantizado la conservación de las muestras y ha facilitado en la misma medida el manejo y uso de los datos. La informatización ha aumentado el número de consultas y ha reducido la manipulación de los pliegos. La informatización de los pliegos es una herramienta de conservación preventiva, ya que hace más accesible el material conservado sin necesidad de manipularlo.
En cualquier caso, la historia ha demostrado que el valor fundamental de nuestros pliegos vegetales radica en la condición de "datos brutos", es decir, en la condición de datos científicos objetivos, cuyo uso es infinito y hoy por hoy impredecible. Nuestro deber es, por tanto, garantizar su conservación, preservar su veracidad y garantizar la accesibilidad para las personas que lo investigan; así como comprometernos a enriquecer nuestros fondos.
Herbarios del mundo
En el mundo hay más de 3.300 herbarios públicos, con un total de 270 millones de pliegos. Además de las 250.000 especies de plantas vasculares conocidas hasta ahora, existen otras muchas aún no identificadas en estos herbarios. El herbario con más especies es el Museo Nacional de Historia Natural de Francia, en París, con cerca de nueve millones de pliegos.
El herbario de Linneo es el más valioso de todos los herbarios. En ese herbario, que se conserva en la Linnean Society de Londres, se conservan plantas catalogadas por Linneo a disposición de personas expertas y aficionadas. La informatización y digitalización de los pliegos vegetales de este herbario ha puesto a disposición de todos el mítico herbario reservado para unos pocos.
La Sociedad de Ciencias Aranzadi también tiene su propio Herbario, concretamente el Herbario ARAN. Este herbario, creado en 1980, se encuentra entre los 10 más importantes del Estado y es una colección de plantas vasculares que documenta sistemáticamente la vegetación del País Vasco y sus alrededores. Cuenta con más de 80.000 pliegos vegetales recogidos por botánicas y botánicos, así como peronas voluntarias de Aranzadi, los pliegos están ordenados en 460 cajas y la mayoría digitalizados.
El botánico y taxónomo francés Jean Vivant donó parte importante de su herbario a la Sociedad de Ciencias Aranzadi y el taxónomo Pius Font i Quer también regaló importantes ejemplares a la Sociedad de Ciencias Aranzadi. Pero no podemos dejar de mencionar que desde la creación del herbario Aran hicieron su aportación Iñaki Aizpuru, Xabier Lizaur, Carlos Aseginolasa, Daniel Gómez, Gabriel Montserrat, Gregorio Morante, María Salaverría, Juan Alejandre, Antón Aranburu, Pilar Catalán y Ernesto Gurrutxaga. Sin estos y otros muchos que se han quedado sin mencionar no tendríamos el herbario Aran, un herbario importante con la colección de plantas más completa de Euskal Herria.
Importancia y objetivos de los herbarios
Los herbarios son instrumentos de gran importancia para la taxonomía, entre otras cosas porque aportan un material comparativo que es fundamental para descubrir o afirmar la identidad de una especie. Además, los herbarios son fundamentales para la investigación en áreas como sistemática, ecología, evolución, morfología, anatomía, etnobotánica, conservación de recursos naturales, biogeografía, medicina, paleobotánica, palinología y genética. Los pliegos vegetales son fuente de información sobre las plantas y el entorno en el que viven y constituyen registros permanentes de la biodiversidad.
Tipos de herbario y colección
Dentro de un herbario, además de la colección principal de ejemplares secos de plantas, también se pueden encontrar colecciones de frutos y semillas, especímenes de gran tamaño, muestras de madera, briófitos, fósiles, polen y material vegetal conservado en líquidos preservativos.