La fuente de Arriestueta restaurada gracias al trabajo de los voluntarios
Aranzadi
Miercoles, 21 de Octubre, 2015 — CEST
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Ulia y Jaizkibel presentan un sustrato muy poroso en el que a duras penas se forman encharcamientos temporales, por lo que los anfibios y otros organismos acuáticos, como las libélulas u otros invertebrados, tienen que usar para reproducirse los remansos y pozas que se forman en los cursos fluviales. Desde hace un par de años, la Sociedad de Ciencias Aranzadi, en colaboración con los municipios de Lezo y Hondarribia y con la conformidad de la Diputación Foral de Gipuzkoa, ideó y puso en marcha un programa para la creación de redes de charcas en estos dos macizos. De momento, se han creado tres charcas en Ulia, otras tres en Jaizkibel, dos encharcamientos en Lezo y, por último, se acaba de restaurar, mediante un voluntariado, la fuente de Arriestueta, en Hondarribia. Esta fuente, que se nutre del curso fluvial de una pequeña regata, con el paso del tiempo se va llenando de materia orgánica, arena, troncos y piedras que rebajan su capacidad para acoger agua.
En la jornada de voluntariado, que se celebró durante la mañana del domingo, participaron 20 voluntarios que ayudaron en las tareas de restauración. Además, se aprovechó la materia orgánica que se extrajo de la fuente para crear un refugio para microfauna, dado el inminente comienzo del proceso de hibernación al que recurren muchas especies en invierno.