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Disparos láser desde el espacio para desvelar los bosques… y salvarlos

¿Qué secretos esconden los bosques bajo su techo verde? Gracias a un “láser espacial”, podemos atravesar su manto y descubrir cómo ayudan a regular el clima del planeta.

Imagina que estás paseando bajo la sombra fresca de un hayedo en Euskadi, o que te has perdido entre los robledales que cubren las montañas vascas. Al caminar por ellos sientes la fuerza de la naturaleza, pero también una limitación: desde el suelo solo vemos lo que nos rodea, troncos y hojas que esconden la verdadera magnitud del bosque.

Ahora imagina que subes más arriba. Desde el aire, mires donde mires, solo ves un mar infinito de verde. Ese “techo” vegetal, el dosel forestal, oculta bajo su manto millones de historias: árboles gigantes, plantas, flores, hongos, vida animal, y también pistas sobre algo que nos afecta directamente a todos: el ciclo global del carbono.

Dosel forestal de un bosque de la Toscana, en Italia. Christian Dübendorfer.

La pregunta es: ¿cómo estudiar lo que está escondido bajo ese techo verde?

Ahí entra en juego una herramienta fascinante: el LiDAR espacial, un sistema basado en láser que permite atravesar la vegetación y medir, con una precisión increíble, desde la altura de los árboles hasta la estructura de la vegetación bajo ellos. En cierto modo, es como si la selva se dejara radiografiar por destellos de luz lanzados desde muy alto en el espacio.

Una de las misiones espaciales más innovadoras en este campo es GEDI (con G, de Global Ecosystem Dynamics Investigation). Se trata de un instrumento montado en la Estación Espacial Internacional que dispara casi 250 pulsos de láser cada segundo hacia la Tierra. Cada pulso recorre la atmósfera, atraviesa las copas de los árboles y rebota en el suelo, para después regresar cargado de información hacia su punto de emisión. Esa cantidad enorme de datos recogidos, esos millones de rayos de luz permiten observar grandes extensiones de bosque para realizar análisis a escala regional, continental e incluso global. Así se puede calcular un parámetro fundamental: la biomasa, es decir, la cantidad de materia viva contenida en la vegetación, estrechamente vinculada con la capacidad para almacenar carbono.

Telescopio de 80 cm de GEDI, a través del cual se recoge la luz reflejada desde la Tierra. University of Maryland / NASA (NASA Goddard Space Flight Center)

¿Por qué es esto importante?

Porque los bosques, ya sean tropicales o templados, son auténticos pulmones del planeta. Absorben dióxido de carbono, uno de los principales gases responsables del cambio climático, y lo guardan en forma de madera y hojas. Conocer cuánta biomasa contienen y cómo cambia con el tiempo nos ayuda a entender mejor el papel que juegan en la regulación del clima global.

Al combinar los datos de LiDAR espacial con otras imágenes de satélite (tanto ópticas como de radar), es posible obtener una visión mucho más completa de los ecosistemas: se pueden elaborar mapas de la vegetación, detectar cambios a lo largo del tiempo e incluso anticipar cómo responden los bosques a fenómenos como sequías, incendios o presiones humanas. Estas herramientas se están convirtiendo en aliadas esenciales para la conservación de la naturaleza.

Representación del valle de San Joaquín (California) a partir de datos satelitales: el verde indica más vegetación, los tonos claros menos. USGS

Al final, el verdadero tesoro no está escondido en ninguna ciudad perdida de la selva tropical, ni bajo las raíces de un roble centenario en Euskadi, sino en la selva misma. Y gracias a la tecnología, hoy tenemos la posibilidad de verla, entenderla y, sobre todo, protegerla mejor.