Aranzadi excava la entrada al poblado de Munoaundi, «un caso único»
Viernes, 29 de Septiembre, 2017 — CEST
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Un grupo de arqueólogos, comandados por Antxoka Martínez, de la sociedad de ciencias Aranzadi, están excavando la zona de entrada al poblado fortificado de Munoaundi, de la Edad de Hierro, situado en una colina entre las localidades de Azkoitia y Azpeitia. Esa entrada estaba situada, a modo de pasillo, entre dos torres o bastiones. Ayer hubo visita guiada al enclave.
El arqueólogo de Galdakao Antxoka Martínez no ha conseguido financiación pública, pero sí sendas ayudas de Sidenor de Azkoitia y de la oficina de Caixabank de la misma localidad.
La excavación se ha desarrollado a lo largo de la segunda quincena de septiembre. Se trata de un proyecto diferente del que se está desarrollando en los últimos once años. Mientras en las excavaciones habituales de verano toman parte estudiantes y aficionados, en este proyecto de excavación de la entrada al recinto fortificado el personal está compuesto por profesionales. El objetivo último es dejar la zona en modo visitable.
Munoaundi es un poblado fortificado de la Edad de Hierro, que se edificó hacia el final del siglo quinto antes de nuestra era, o quizá a comienzos del cuarto. Una de sus particularidades es precisamente esa estructura de entrada al recinto. «Es un caso único», comenta el director de la excavación.
El poblado ocupa seis hectáreas -60.000 metros cuadrados- y en ese aspecto no se diferencia mucho del resto. Como era costumbre, fue edificado en un lugar con buenas vistas, sin ninguna cumbre más alta en los alrededores.
El arquitecto Antxoka Martínez opina que Munoaundi sería «el punto principal de una comunidad que ocuparía el valle de Iraurgi», lo que ahora son los municipios de Azkoitia y Azpeitia. Algunas gentes vivirían dentro del poblado, y la mayor parte de manera diseminada. «Pero, a la hora del peligro, se reunirían en el interior de Munoaundi, y también sería ese su punto de reunión para las celebraciones, y también allí se haría el mercado».
Hacia finales del siglo primero después de Cristo el poblado fue abandonado. «No hay signos de violencia, restos de ninguna batalla. Parece un cierre ordenado. Se supone que los romanos se hicieron dueños de las diferentes zonas de Gipuzkoa, pero eso no significa que hubiera batallas en todos los poblados».
Acuarela realizada por el socio Enrike Lekuona.